La tensa relación entre Meghan Markle y Kate Middleton continúa dando que hablar. Según revelaciones recientes, Meghan aún sentiría rencor porque Kate nunca fue reprendida por su supuesto maltrato previo a la boda de 2018.
Aquel incidente con la pequeña Charlotte y su vestido sigue persiguiendo a Meghan, que lo vivió como una gran humillación. Aunque Kate se disculpó después, para Meghan no fue suficiente.
Siente que Kate se salió con la suya y nunca recibió consecuencias por su comportamiento de diva caprichosa. El privilegio real de Kate frente a Meghan, una recién llegada, quedó patente.
Meghan esperaba que la defendieran de los desplantes de Kate, no siendo tratada como una miembro de segunda dentro de la familia. Pero sus quejas cayeron en saco roto.
Ahí se gestó parte del resentimiento de Meghan hacía la institución que la dejó indefensa ante los ataques de los Cambridge. Una profunda desilusión difícil de superar.
El rencor de Meghan hacia Kate es comprensible desde el punto de vista humano. Nadie merece ser maltratado en su puesto de trabajo sin que haya consecuencias.
Pero Kate es la futura reina consorte, la esposa del heredero al trono, así que goza de privilegios y protección dentro de la Familia Real.
Meghan confió ingenuamente en que hallaría apoyo frente a Kate, sin comprender aún cómo funcionaban las jerarquías en la corte británica.
Kate seguramente también se sintió amenazada por la explosión de popularidad de Meghan, ese huracán carismático que eclipsaba a otros royals.
Quizás ahora Kate se arrepiente de no haber tendido más puentes con Meghan en lugar de dejarse llevar por los celos. Pudo ser una gran aliada dentro de la institución.
En cualquier caso, ambas tienen parte de responsabilidad en esta triste disputa que only benefited the press vultures.
Ojalá que ambas encuentren la forma de sanar esas heridas, por el bien de la Corona y por el de sus hijos.
Kate podría dar el primer paso y extender una rama de olivo a Meghan de madre a madre. Ofrecer disculpas desde el corazón y enterrar el hacha de guerra.
Y Meghan tendría la grandeza de aceptarlas, compartiendo juntas una taza de té mientras sus hijos juegan. Dejando atrás cualquier resentimiento.
Ese acercamiento sería un gran ejemplo para millones de mujeres en todo el mundo. La fuerza transformadora del perdón femenino.
Meghan y Kate tienen más cosas en común de lo que las separa. Ambas quieren proteger a sus familias y labrarse su propio legado.
Las dos tienen el potencial de usar su influencia mediática para empoderar a niñas y mujeres necesitadas.
Imaginen el impacto positivo si unieran sus voces en pro de causas benéficas que beneficien a la infancia. Sería imparable.
Juntas pueden ser un altavoz de esperanza para millones de personas que no tienen voz. Dos fuerzas de la naturaleza impulsando el cambio.
Quizás algún día veamos a Meghan y Kate compartiendo conferencias para promover la salud mental, el bienestar de los niños, los derechos de las mujeres o la conservación ambiental.
O quizás colaborando en potentes anuncios de servicio público contra el bullying, para proteger a los más vulnerables de ataques injustos.
Incluso podrían escribir un libro juntas sobre sus experiencias como madres y esposas reales, donando los beneficios a obras de caridad.
Hay infinitas formas en que estas dos mujeres pueden unir su talento y generosidad para marcar la diferencia. El primer paso es la reconciliación.
Ojalá el amor y la compasión guíen a Kate y Meghan para sanar heridas del pasado. Juntas son más fuertes. Y el mundo ganará dos aliadas excepcionales a favor del bien común.