Aunque el duque y la duquesa de Sussex renunciaron a sus títulos y deberes reales en el año 2020, ambos están trabajando de manera activa en varios proyectos personales, incluidos los Juegos Invictus 2025, los cuales se están llevando a cabo en estos momentos, y el príncipe ha sido el total protagonista.
En contraste, el príncipe William asistió a los recientes Premios BAFTA 2024 el pasado 18 de febrero, donde apareció en solitario como representación de la familia real, explicando que lleva unas semanas bastante atareadas luego de la operación de abdomen de su esposa Kate Middleton. El actual rostro de la familia real ha estado trabajando duramente durante varios días, al punto de que incluso a veces puede durar hasta días sin dormir por estar concentrado en el trabajo.
Según expertos reales, ambos hermanos reales son como el agua y el aceite, no solo en sus actitudes, sino también en sus apretadas agendas. Todo esto se puede reiterar para lo que se viene para ellos, pues el príncipe Harry seguirá trabajando en los Juegos Invictus mientras se ocupa de su docuserie de Netflix. Y al mismo tiempo. El príncipe William debe demostrar que es digno de convertirse en algún momento el monarca del Reino Unido que todos quieren.
Es evidente que los caminos de William y Harry se han bifurcado desde que los Sussex decidieron alejarse de la monarquía. Mientras Harry disfruta de una vida más independiente y flexible junto a Meghan, el deber llama a William como futuro heredero al trono.
El príncipe de Gales ha demostrado una gran entereza y sentido de responsabilidad al asumir más compromisos reales ante la ausencia de Harry. Incluso cuando su esposa Kate se recupera de una cirugía, William no ha eludido sus obligaciones, como su asistencia en solitario a los BAFTA.
Claramente el duque se está preparando diligentemente para su futuro papel de rey, sin descuidar ningún aspecto. Ha dado muestras de liderazgo, empatía y cercanía con el público. Todos coinciden en que será un soberano dedicado y comprometido con su nación.
Mientras tanto, Harry disfruta enfocándose en proyectos personales junto a su esposa, lejos de las rigurosas exigencias del protocolo real. Los Sussex buscan forjar su propia identidad con una agenda más flexible, donde sus prioridades son la familia y las causas que les apasionan.
Es natural que los hermanos tengan caminos distintos. William fue educado desde pequeño para reinar; Harry en cambio prefirió liberarse de ese peso. Pero ambos muestran un genuino compromiso con ayudar a los demás a su manera. Y seguramente su madre, la difunta Diana, estaría muy orgullosa de los hombres en que se han convertido.
Aunque por ahora llevan vidas separadas, existe la esperanza de que en el futuro los lazos fraternales se restablezcan. Su cercanía y complicidad en el pasado es muestra de que el afecto que los une como hermanos puede ser más fuerte que cualquier diferencia. El tiempo dirá si esta distancia es temporal o permanente.
